Quise saber si era el otoño: tenía el cielo una luz vieja,
un oro pálido y sereno, como las hojas secas.
Veía siempre una gaviota planear sobre mi cabeza).
He podado las viejas ramas, la vida entera.
Enterré en el fondo del pozo mi clara estrella.
He podado las viejas ramas.
Puse luz en mi noche negra para que hoy beba su alegría la pobre alma...
Alegría sólo presente, para que siempre sea eterna.
(Esta alegría que ahora siento, yo sólo sé lo que me cuesta.
Jose Hierro
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