junto con otros, el que queda justificado con la edad.
Vivo sola desde que enviude; la vida, o el destino o mi cuerpo, no me dio hijos.
Soy consciente de que algún día necesitare los cuidados de una residencia para mayores, pero esta mañana, cuando desperté de nuevo entre mis sabanas bordadas, parte de un ajuar y una vida, mire la lámpara que escogimos, los recuerdos enmarcados de una casa que conseguimos con toda una vida de esfuerzos, me hice el desayuno y me fui a mis talleres de terapia ocupacional.
Un día mas dispongo de mi horario, saludo a mis vecinos y saboreo mi libertad. Sé que soy mayor y que mis movimientos están ralentizados por el cansancio; por eso pido que se escuche algo distinto a macro residencias como primera y única opción, como si de un plumazo quisieran solucionar una necesidad. Espero que el trabajo social se encauce en coordinar ayudas para el hogar, voluntariados de compañía y recursos para no anticipar la despedida de todo lo que tanto me costo conseguir y espero que la voz de este pensamiento haya sido lo suficiente alta,
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